Una de las preocupaciones más grandes de los padres, a la hora de viajar con sus peques, es el viaje en avión, sobre todo cuando estos son muy pequeños.

Vamos a intentar solucionar algunas de las dudas más recurrentes, así como proporcionar algún consejo para que los padres-viajeros puedan afrontar de la mejor forma el vuelo con los niños.
Primero de todo ¿a partir de qué edad puede viajar un bebé en avión?
No existe una respuesta concreta a esta pregunta, en cuanto un bebé puede viajar desde el primer momento. Sin embargo es recomendable esperar hasta que tenga dos semanas, en caso de vuelos cortos, o un mes, en caso de vuelo largos (10 horas o más).
¿Puede afectar, el vuelo, al bebé?
Tal y como ocurre en los adultos, los cambios de presión pueden molestar los oídos. La solución a este problema es que el bebé succione, sobre todo a lo largo del despegue y del aterrizaje. También es importante tener en cuenta que los bebes son más susceptibles que los adultos a la deshidratación, con lo cual es importante aumentar la frecuencia de las tomas y mantenerlos más hidratados de lo normal.
¿Cómo viajan los niños?
Hasta los 2 años de edad, los niños no viajan con asiento, y no pagan billete. Tienen que viajar en la falda de un adulto, con un cinturón especial que vienen proporcionado por parte del personal de vuelo y que se engancha al cinturón de quién lo tiene en brazos.
A partir de los 2 años, si tienen derecho a su propio asiento y a su propio equipaje de bodega; la tarifa que pagan es reducida y depende del trayecto.
¿Y si el niño molesta?
Todos en algún momento de nuestra vida hemos levantado la mirada al cielo cuando nos ha tocado viajar al lado de un niño, y al igual que nosotros, habrá quien lo haga al ver nuestros peques. Dicho esto, los niños no son ciudadanos de segunda, y tienen el mismo derecho que los adultos a viajar, contando además con la gran importancia que esto tiene en su desarrollo. Por supuesto ellos se aburren de estar sentados, de no poder jugar libremente, pueden tener molestias o hambre, y lloran porque es su forma de comunicarse. Es algo normal y natural, y si hay pasajeros que no lo entienden, el problema es suyo.
Sinceramente, con la experiencia de muchos viajes en avión, es mucho más fácil de sobrellevar un niño, por muy enfadado que esté, que un vecino de asiento que usa la ducha como trastero y lo más parecido a un desodorante que conoce el ambientador en forma de pino para el coche.
Así que, ¡que vivan los bebés a bordo!